domingo, 19 de agosto de 2012

Epílogo.

 Hoy he devuelto esas seis horas que un día me regalaron. Hoy he pasado la noche sentado, entre música y sueño, entre gente y nubes. Hoy he vuelto a España. Ahora mismo, escribo por primera vez este blog desde casa. Ahora mismo, debería estar durmiendo. Ahora mismo, deberían ser las cuatro de la mañana para mi. Ahora mismo, me estoy dando cuenta de lo que he dejado atrás.
 No es porque se llame New York. No es por que tenga edificios inmensos. Ni siquiera es por Central Park. Es lo que te da New York. Es poder hacer cuanto quieras donde quieras y prácticamente con quien quieras. Es todo lo que no tengo aquí, es todo lo que quiero y voy y lo encuentro allí. Bueno, quizá no todo. No, todo no. Una parte de mi tiene su lugar aquí, pero la otra pide a gritos salir de este hoyo. No es algo nuevo, no es algo que vaya a quedarse así. 
 Tengo algo claro, y es que he dejado cosas por hacer a drede. Tengo algo claro, y es que voy a volver allí. ¿A vivir? Con total seguridad ¿Para siempre? El destino dispondrá.
 Por último, quiero daros las gracias y a la vez pediros perdón. Gracias por haberme leído. Perdón por ir decayendo conforme han pasado los días. Esto empezó como una especie de diario que empezar en el avión, una idea surgida del aburrimiento y de la emoción y se me ha ido de las manos. Se os ha ido de las manos. Si algo es cierto, es que el blog refleja a la perfección el devenir de mi estado tanto anímico como físico, pero hay una idea que prevalece: llevar hasta el final lo que un día empecé. 
 Tengo una deuda, una deuda con vosotros que habéis dotado de sentido a esta aventura.


viernes, 17 de agosto de 2012

Compilation IV: Final.

Día 16: Es lunes 13, y casualidades de la vida, hemos escogido ese día para ir al Bronx. El Bronx es la zona más chunga pintoresca de Manhattan. El motivo de la visita, además de no dejar nada sin ver no fue otro más que el partido de los New York Yankees vs. Texas Rangers. Lo que viene siendo Béisbol. Puesto que empezaba el partido a las 19:05, aprovechamos el lapso de tiempo que restaba para hacer otras actividades. Parece que está casi todo hecho, pero no, aún hay cosas por hacer. Columbia fue nuestra primera parada aprovechando nuestra migración hacia el norte. Eso no es una Universidad, ¡ESO ES UN PALACIO! Estuvimos en la Biblioteca, aunque solo en un arte puesto que como no, los horarios reducidos de los americanos nos impidieron poder entrar. Cerrado a partir de las 5. Menuda gracieta. Estos americanos cuando hacen algo grande, toman de inspiración a los griegos. Estoy seguro. No nos detuvimos demasiado, andábamos con la hora pegada al culo. Próxima parada: Basílica de San Pedro. No, no estábamos en el Vaticano. No, no es de esa basílica de la que hablo. Esta está perdida en mitad de Manhattan, a medio terminar y deja mucho que desear, o al menos así me lo pareció a mi. Andando que vamos con prisa. Cinco mil doscientas doce paradas después llegamos al Yankee Stadium. Nada que ver con el de sus vecinos los Mets. Este equipo tiene dinero, recuerdo que fue lo primero que pensé. Muchos, pero que muchos hombres de color (hay que ser políticamente y gramaticalmente correcto puesto que su color, en todo caso, es marrón oscuro) vendiendo tickets y agua helada. Tres vueltas más tarde, tras haber encontrado donde recoger las entradas (no sin dificultad) entramos al estadio. Segunda planta, cara al sol y con los jugadores a un palmo. Tengo que decir, que nos fuimos antes de que acabase, y que me decepcionó mucho el béisbol como espectáculo. He visto vueltas ciclistas más divertidas. Eso sí, al menos el público se animaba. Rompieron dos bates y se marcaron un par de Home Runs. Unos fieras para los entendidos. Veintisiete años  siendo campeones del mundo, pero claro, me pregunto yo, ¿en qué otros lugares del mundo hay una liga profesional como la de Norteamérica? Sea como fuere, no voy a ser yo el que les quite mérito, de eso ya se encargará el paso del tiempo. Volvimos a la residencia. Una tercera cena y para la calle. Fuimos a Greenwich Village, a un local en el que iban a actuar los del hip hop de la entrada anterior. Todo pintaba bien hasta que nos quedamos la mitad sin entrar por tener menos de 21 años. Hay que decir que son muy avanzados en algunas cosas, pero no hay quien las entienda en otras. ¿Puedo conducir con 16 años y no entrar a un bar a tomarme un refresco con menos de 21? Are you fucking kidding me? Un poco rebotados, fuimos a tomar un refresco y a entablar un poco de relación con los nuevos. Una chica es de Antequera, Patricia creo que se llama. Una pena que no hayan llegado antes, habría molado tener paisanos por aquí. Vuelta a la residencia, un rato de charla con Paloma y a dormir.

 Día 17: Ya se mezclan el cansancio, la tristeza y la desidia. Hoy hemos ido a hacer un recorrido un tanto bohemio. Algo breve, porque las piernas ya lo notan y los pies se resienten. La primera parada se encuentra en Queens. Un barrio rico, un barrio en el que hay un parque, un parque en el que hay una estampa especial: la de la película Manhattan de Woody Allen. Era nuestro punto de encuentro, y por un momento lo fue de relax. Falta nos hacía. media hora más tarde, cogimos el metro para ir al lado Este de Central Park. ¿Qué hay ahí? La estatua de Alicia en el país de las maravillas, eso, y el otoño. Sí, parece que en esa parte del parque sea otoño en pleno agosto. La estatua no tenía mucho de especial. La típica escena, los personajes de siempre, pero algo nuevo. Niños. Estaba llena de niños montados encima de ella, niños correteando, niños jugando. Aproveché para hacer sonar el obturador y un rato después seguimos adelante. Un lago lleno de patos y barcos de regata a lo más puro estilo Stuart Little se cruzó en nuestro camino. La gente jugaba con sus barcos, los patos jugaban con la gente. Una estampa preciosa. Visita al Gray's Papaya y para la residencia. Noche en el hall, todos reunidos, todos haciendo piña y luego, a la cama.

 Día 18: Hoy nos hemos levantado a las cinco. Vamos en el metro, con los ojos tan pegados como el tiempo. Rumbo Chinatown, rumbo a la capital de los Estados Unidos, destino Washington D.C. Las seis y media de la mañana, y Chinatown ya apesta a pescado pasado. Menuda bienvenida para nuestros estómagos. Tortazo en la boca aparte, no había ni Dios en la calle. Fue llegar el bus y echarme a dormir. Cuatro teles, wi-fi y cuarto de baño para cuatro horas de viaje. Genial, pensaréis, y lo es, pero los asientos parecía que estuvieran meados. Un asquito lo de estos chinos. No estuvo tan mal después de todo. Entre sueño y sueño wi-fi y se pasó el viaje. Washington no tiene por la calle más gente que Antequera. Es una capital artificial, nada de historia en sus calles. Es, como un GRAAN valle de los caídos. Memorial a Lincoln, memorial a Washington, monumento a los caídos en la 2ª Guerra Mundial, monumento a los caídos en Vietnam, la Casa Blanca y el Capitolio. Básicamente eso es Washington, donde todo parece cerca, pero está a tomar por saco. Las calles inmensas, los precios inflados y un tiempo húmedo y caluroso. Lo pasamos bien, pero yo esperaba mucho más que un susto con el FBI (no es broma) de la capital de los Estados Unidos. La vuelta fue peor que la ida, sueño, pero entre sueño y sueño nada de wi-fi, solo paisajes tenebrosos y soldadores que se creían astronautas. Un día explicaré esto. El bus sonaba como un camión lleno de pollos, y el baño estaba cerca con lo cual el aroma inconfundible del ácido úrico fue una constante. A fin de cuentas, llegamos sanos y salvos, y listos para dormir una noche que no larga, pero sí de intenso sueño.

 Día 19: Los regalos no se hacen solos. J.E. y yo hemos ido a Chinatown. Esto del metro sin Carlos no es lo mismo. Uptown y Dowtown se mezclaron por un instante y nos vimos viajando en sentido contrario. Resuelto el problema, llegamos a Canal Street. Nos faltó solo el balón, porque volvimos a regatear como si de Messi se tratara (me permito la licencia de repetir chiste). Menudos son los Pakistaníes, chapurrean el idioma que les pongas. Worldtrade Center y a seguir comprando unos regalitos. ¡Ah! olvidaba que por la mañana estuve haciendo unas gestiones (inconclusas de forma permanente algunas). Los beneficiarios de las mismas tendréis resultados en unos cuatro días a lo sumo. Espero que os guste. Pues eso, entre regalos y recordatorios nos metimos en las siete de la tarde. Algo habrá que cenar. Chiken Gyro. Un kebab egipcio hablando claro, luego cada uno que lo llame como quiera. Estaba bueno, muy parecido a los pinchitos, un bocata de pinchitos con salsas y ensalada. A arreglarnos y a salir un rato. La idea era ir al Empire Hotel de nuevo, pero esta vez, esperando tener mayor éxito. Por lo pronto, empezamos mal. Seis hombres, una mujer. Unos simpáticos sudamericanos de la cola nos informaron que o tenías un grupo de tías buenas detrás tuyo o un fajo de billetes en la boca, pero sino, no había manera de entrar en un lugar donde una botella ronda los 500 dólares. Dos entraron, dos salieron y todos nos repartimos. Unos a comer tarta al Diner, otros a seguir la fiesta para volver a las cinco en limusina. Jodidos mayores de 21, como les envidio por tres semanas. Obviamente, a mi me tocó tarta, pero al menos fue de fresas, la típica que sale en las pelis. Todo hay que decirlo, estaba genial, pero tampoco era algo maravillosamente maravilloso. Sea como fuere, no pensaba irme de aquí sin probarla. Mañana se van unos cuantos de los de la segunda semana. Banderas, firmas y llantos varios. Emotividad a flor de piel. Sueño por doquier. Entre sentimiento y sentimiento acabamos por irnos a dormir a las tres de la mañana.

 Día 20: El despertador sonó a las seis. Neon Trees nos esperaba en Good Morning America. Me consta que siguió esperándonos. Hasta las diez no nos levantamos, y acto seguido nos fuimos al Diner de nuevo. Comer tortitas americanas era algo que tampoco podíamos dejar en el tintero. Son como crepes gordos, esponjosas y poco más. Con sirope de arce están de rechupete, pero baratas ni una mijilla. Terminar las compras, continuar las gestiones y almorzar. La hora de la siesta, y nos vamos al río East a coger un ferry. Menudas velocidades, menuda sensación de libertad y menudas vistas. Aunque claro, ya se acaba por acostumbrar uno. Bonita ciudad esta para venir a vivir algún día. 
 Paseo por Wall Street, visita frustrada por ultima vez a la NBA Store y lluvia. Por lo visto nos vamos a despedir del mismo modo en que llegamos. Cielo plomizo. Ahora nos debatimos entre Party Bus o Limusina, entre el lugar de la ultima cena... Es tiempo de despedidas, es tiempo de decir adiós. See you soon New York.

domingo, 12 de agosto de 2012

Compilation III: Armagedon.

Día 13: el día ha empezado como tantos otros. Ya no suena Bon Jovi, porque suena antes el fantástico politono de J.E. ¡Menudo desfase tiene mi móvil! Cada vez me gusta más esta ciudad. No me enrollo más, vamos a lo que realmente interesa:
 Esta tarde hemos almorzado en la residencia unos fantásticos bocadillos (de los cuales yo estoy un poco hasta las narices ya) y más tarde hemos bicheado algo por internet. ¿Para qué? Por supuesto no para lo mismo de siempre, nada de tuenti, nada de facebook. Tickets para ir a ver a los New York Yankees. En la zona 201, once dólares. Una ganga, pero es que aquí, los deportes se pagan baratos. ¿Excepciones? El soccer, lo que para ti y para mi es el fútbol de toda la vida. Hecha la reserva cogimos la culebra de plata (alias el metro) y nos plantamos en la 81 con Central Park. Lo cruzamos y llegamos al Metropolitan Museum. Cinco plantas, cinco continentes repartidos dentro de las mismas. Cientos de periodos de tiempo y un mix que no llegué a entender. Para mi gusto, carece de falta de organización. Lo cierto es que me aburrí. La parte que más disfruté fue la Edad Media en Europa, que estaba repleta de armaduras y sin duras, vamos, lo que vienen siendo solo armas. Muy guay. Había partes muy Zen, muy aborígenes, muy egipcias. MUCHAS COSAS, MUCHA VARIEDAD. INABARCABLE. Demasiadas vajillas. Me recordó un poco a Grecia: moles de piedra tullidos y enseres de cocina. A las seis, para la calle. Un cachondeo lo de los horarios estos. ¡Ah! Olvidaba que la entrada era la voluntad, y claro, eso supongo que se traducirá en ese corto horario de apertura. En la puerta, hice la buena acción del día comprando un pretzler en uno de los puestos de la calle que regentaba un veterano de guerra. ¿Qué es un pretzelr? Pues un lacito de los que vendía Marge en el capítulo en el que se hace autónoma y cree que va a hacerse rica vendiendo derivados del trigo. No está malo, pero está más salado que pegar un buche de agua en el Mar Muerto. Vuelta a casa y a charlar un rato vía skype. 
 Era viernes noche y teniendo la posibilidad de ir a Pachá NYC for free, no íbamos a dejar escapar la ocasión. Cuatro plantas, todas de música muy negra o pastillera. Todo lleno de señoritas que practicaban sexo con la ropa puesta. A mi que me digan lo que quieran, pero he visto pelis porno menos explícitas que lo que allí había. En cuanto a la infraestructura, era una discoteca sin más, era como juntar seis salas White (el que estudie en Málaga sabrá de que hablo). Eso sí, había barras y bailarinas espontáneas con ganas de dejar su sello en la barra. Cada uno es libre de firmar como quiera: unos lo hacemos con boligrafo y otros dejando el adn. Esa costumbre si es digna de importar y no Halloween. La noche acabó con nosotros dando un paseo de vuelta por Time's Square. Muy buena noche con muy buena gente.

 Día 14: El sábado por la mañana amaneció diferente. ¿Diferente cómo? Algo así como a las once menos diez en lugar de a las ocho y cuarto de la mañana. Nos dividimos. Nosotros, tras el intento fallido de Niagara y Philadelphia, optamos por ir a China Town a comprar los billetes para Washington. No nos íbamos a dar por vencidos tan temprano. Es preceptivo comentar, que tenía un objetivo visto, y quería ir a por el a B&H. ¿El problema? Simple, era sábado y los judíos (que eran todos los de la tienda) celebran el sabat. Menuda gracia me hizo. Lo bueno es que los domingos abren. ¡Qué responsables estos judíos! En España no habría pasado esto, hubiesen hecho puente. Entre tanto se hizo medio día y volvimos a almorzar. Una ensalada de puñetera madre que me comí. ¿Y después? Después hicmos la colada. No es que no tenga ropa interior, sino que no me quedaba limpia, y claro, no me atraía la idea de darle la vuelta a los calzoncillos. Un show eso de lavar. Saqué los calcetines que si antes eran para un 42, ahora son para un 38. Cosas de las secadoras. Tampoco me aclaraba con los tiempos ni con los botones, y eso que era sencillo. Pasando un poco de mi ignorancia, hablemos de lo que hice después. Fuimos a Tribeca, el barrio de los famosos. Como todo el Soho, de diferente no tenía nada, solo la barbería en la que se pela Beckham. Luego nos reunimos todos en la zona 0 para ir a Brooklin. Andamos divagando un rato por el puerto y luego nos dedicamos a andar sin sentido. Cogimos el metro y llegamos a Dumbo park. Vimos como anochecía desde la orilla del río con la Freedom Tower y el puente de Brooklin en el horizonte. Una pasada, disfruté como un niño pequeño. Hice fotos y más fotos. Genial. Luego, cruzamos el puente de Brooklin andando. Awesome. Un poco de pizza para cenar y a dormir. No volveré a comer pizza en una temporada.

 Día 15: Domingo y madrugando. ¡Qué poco pega! Juega España la final de los JJOO y estando en USA no podíamos hacer otra cosa que ir a verlo. Esta gente es fría. No hay nada, pero que nada de ambiente como pudiera ocurrir en con el fútbol en España. Lo vimos en un pub Irlandés no sin perdernos antes. Una Coca-Cola 3 dólares. No es caro, es como dos euros cuarenta. El vaso era muy grande. Estas cosas en España no pasan. Pena que perdiésemos, jugamos bien. Luego la televisión brasileña entrevistó a uno de los nuestros. Ya os pondré el enlace.Después de esto, fui al B&H. Tecnología barata un Sigma 70-300 APO DG Macro. Una gozada. Un par de filtros que me salieron baratísimos y muy contentos para casa. Comimos y para el metro. Esta tarde vamos a ir a Queens. Queens es a priori un barrio muy cutre, muy suburbio, luego la opinión que tienes sobre él cambia. Hemo estado en un concurso de rap y graffiti. Sunday Freestyle se llamaba. Guapísimo, incluso se animaron algunos de mis amigos. Muy simpáticos todos. Nos despidieron y recibieron como hermanos. Metro de nuevo y al parque Flushing Meadows. Un viaje en metro muy movido, muchas curvas, mucha vía. Nos bajamos en la parada del estadio de los Mets. Bajamos a hacer algo de turismo y nos encontramos con que había Pepsi gratis. ASQUEROSA PERO GRATIS Y FRESQUITA. Respondí una pregunta chorra y me dieron una gorra de los Mets que está tasada en veinte dólares (¿Tasada por quién? Por mi, por supuesto). Cruzamos al otro lado de la parada y llegamos al parque. ¿Habéis visto Men in Black? Pues yo tampoco, pero por lo visto hay un par de torres que explotan que están cerca del parque, al lado de un globo terrestre gigante. Hicimos amigos mejicanos, fuimos luego a Hard Rock café a consultar precios y volvimos a casa. Cenita y a dormir. So long friends, see you tomorrow.

viernes, 10 de agosto de 2012

Día 12: hubo un día en el que se congeló el mundo.

 Hoy hemos ido a Lower Manhattan. Wallstreet. Worldtrade Center. Nueva Freedom tower, antiguo solar de las Torres gemelas. 
 El primer lugar no es más que el campo baldío, el cual nos empeñamos en sacar adelante, con más ansia de lucro que cabeza. Use your loaf, nos habrían dicho los ingleses. La zona es muy como Upper Westside, o el Manhattan de los rascacielos que yo conozco. Sí, estamos de acuerdo, es mucho más antiguo ese distrito, pero aún así guardan bastantes semejanzas. Es un barrio gris, eso sí. Igual tuvieron que ver las nubes, igual tuvo que ver nuestra situación económica, igual tuvo que ver la bolsa, pero aquel sitio no era un sitio alegre. Más tarde bajamos un poco, y fuimos a ver el famoso toro. Sí, Amanda, siempre hay un coche de policía allí aparcado. Entramos por la parte de atrás, cara a los atributos del toro y ¡adivinad! ¡OLÍA COMO SI EL TORO FUESE DE VERDAD! en estas que suelta mi amigo Jorge un chiste, y con la misma mala pata de siempre, van y lo oyen hispanohablantes. Un show. Aunque para show el que dimos J.E. y yo haciendo aspavientos a la cámara que retransmite vía internet lo que sucede en esa calle las 24 horas del día. Ni que decir tiene, que nos vieron desde España e inmortalizaron el momento. En tuenti está la foto. Empezó a llover. Saqué mi cortavientos de emergencia (lo mejor es llevar siempre uno en la mochila) y camino al Memorial del 11S. ¿Qué es un memorial? Esa misma pregunta me hacía yo. Por lo visto, aquí por memorial se entiende una especie de santuario, una especie de meca, una especie de placa conmemorativa. Es impresionante la de dinero que puede generar la muerte de cientos de personas. El lugar, no era más que el solar donde atrás en el tiempo, antes de ese fatídico 11 de septiembre de 2001 se cayesen las Torres gemelas dejando conmocionado al mundo entero. Ahora es un parque, y en el lugar donde estuvieron las torres construyen otras que ya superan la altura del mismísimo Empire State Building. Hay un par de piscinas, piscinas con caídas de agua, en cuyos bordes están grabados los nombres de todos y cada uno de los fallecidos en aquél lugar. De noche, las letras se iluminan. Aquél lugar tiene un aura especial, un aura que invita a reflexionar. Metafísica aparte, y siguiendo un poco con la línea imperante en este blog, HABÍA WIFI ALLÍ. Venga, va, no me jodas. HAY WIFI EN TODAS PARTES. De modo tal que la pregunta que me surge a mi es la siguiente: ¿quién cojones contrata el internet aquí? Puedes encontrarlo gratis y de calidad en cualquier lugar.
 Ya una vez fuera fuimos a dar un paseo por el "paseo marítimo", donde vimos el atardecer con New Jersey de fondo. Una vez más, sin palabras. Por primera vez aquí, es un lugar en el que me gustaría VIVIR. Vuelta a casa. Cena rápida y a emperifollarnos. Nos vamos al Hotel Empire, el de uno de los personajes ficticios de la serie Gossipgirl (de la cual no oí hablar nunca). La azotea estaba cerrada por un evento privado, así que nos tocó apalancarnos en el bar. Sea como fuere, no nos gustó la idea y migramos. Yo me fui a dormir, pero otros prefirieron quedarse de fiesta. Aquí acaba el día número 12. Un gran abrazo.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Compilation II: Reality is gonna appear.

 Día 9: Hoy ha sido un día bastante tranquilo. Bastante tranquilo para algunos, y es que hacer la colada siempre es una odisea. Mis compañeros se dividieron en dos grupos, y unos fueron a Chinatown a buscar los billetes para Whasington (ellos salen el jueves) y los otros decidieron ir a hacer la colada. Yo, preferí quedarme en la residencia haciendo llamadas varias (lo que viene siendo hablar con mis padres, vamos). Las 18:00. A y media habíamos quedado todos en Chinatown (o eso creo recordar) y aún no habían llegado los lavadoras. Pues nada, manos a la obra, pies al asfalto y a buscarles. Un paseo más tarde llegué a la lavandería, la cual estaba en un sótano, donde encontré a mis amigos y alguna que otra sorpresa. ¿Qué sorpresas? Entre otras, la reproducción por mitosis de los calcetines y la contracción expontanea de camisetas varias. En serio, menuda habían liado. En televisión, cuando salen las cabalgatas del orgullo, he visto camisetas más largas. La ropa para tirarla. En fin, retomamos nuestro rumbo Chinatown y allí nos dedicamos a practicar el deporte étnico preferido por los turistas: el Regate. Ni Messi lo hace igual, eso sí, alguno que otro se ganó una oferta de sexo de algún que otro pakistaní. Sí, hay pakistaníes en Chinatown y además muy corteses cuando se les trata con tacto. A mi me iban a invitar a comer, pero teniendo en cuenta que no usaban cubiertos y son gente que se limpian sus partes pudendas con la mano, preferí declinar la invitación. Rolex de imitación vendidos en trastiendas, camisetas, llaveros y gafas con filtros pro-rayosuva después cogimos el metro dirección la residencia. Estábamos muy cansados, pero nuestras amigas americanas no nos iban a dar tregua y se bajaron al hall. Toda la noche en Chatroullette. Ellas hacían como que estaban desesperadas, los tíos se ponían a tono y luego nos enfocaban a todos los hombres y les cortábamos el royo. No tuvo desperdicio, pero eso sí, hay algunos que son demasiado impacientes. Un poco desagradable, creo que me explico suficientemente bien. A las una, a dormir.

 Día 10: Mi resfriado persiste. Frío, caliente, caliente, frío. Esto es una puñetera locura. Entre cleanex y cleanex me he mosqueado un poco. A esta gente hay que estarla siempre esperando. ¡Qué le vamos a hacer! Estamos haciendo la reserva de los viajes para este finde, destination: Philadelphia, Washington DC y las Cataratas del Niagara. Promete ser un gran viaje, ya os contaré, ya os haré fotos. 
 Media hora más tarde de la que quedamos tomamos el metro rumbo la biblioteca pública. Tuvimos una serie de conflictos antes de poder coger el metro, nada serio, un compañero que maldice en inglés y un señor se lo toma como algo personal. Absteneos de preocuparos, padres y madres.42nd adelante y primera parada en la gran estación central. Buses y trenes. Muchos buses y muchos trenes. Gente. Mucha gente. Y entre tanta gente y tantos cuadrúpedos de metal, una gran pista de bolos. Es lo más brutal que he visto. Bolos en mitad de una estación repleta de gente. Como era de esperar, fui a conocer los servicios. Como los de la resi, pero a lo macro. El agua de los váter a ras de culo, y unos secadores de manos que nada tienen que envidiar a los de nuestro país. SECAN DE VERDAD. DIOS BENDIGA A AMÉRICA. 
 Ya fuera de la estación keep on moving y llegamos a la sede de las Naciones Unidas, (o la ONU para los colegas). Una pena que aquí cierren todo tan pronto. Eran las cinco y a las cuatro chapaban. Llevémonos los secadores de manos a Europa e importemos aquí el horario europeo. No puede ser que cierres a la cuatro hombre, come on! 
 Un paseo después, nos encontrábamos en un teleférico camino Roosvelt Island, viendo el trajín de los coches mientras caía la noche. Preciosa la postal del puente, preciosa la postal de Manhattan turned on. Subiré fotos, no desesperéis, pero aquí la conexión va más lenta que una carrera de caracoles, más lenta que la cola del médico, más lenta que el de Internacional para corregir los exámenes... en fin, que falta que haya que desconectar el teléfono y de tonos para que haya conexión (los primeros usuarios de internet sabrán de lo que hablo). Es tarde, volvamos a casa- dijeron-. Y así que lo hicimos.
 Pijama puesto, previa ducha, bajo al hall para pasar un rato chilling y van y me informan de nuevos planes: "nos vamos a celebrar el cumpleaños de una desconocida a un dinner. Vamos a comer tarta." Sí, es una situación rara de cojones, ¿pero sabéis qué? Nos fuimos (que no a fuegote). Cuatro cucarachas aplastadas después, estábamos en el diner. El sitio era el típico al que va un camionero a almorzar (y va el tipo y se pide un café. Sí, porque los americanos son así, tienen un par de cojones) y está repleto de camareras que allá por aquel tiempo en el que sacarse la eso estaba pasado de moda estaban buenas. Bien, pues olvidad el almuerzo y las tías. El camarero era un griego, un griego que chapurreaba español, y las horas no eran las más apropiadas para un lunch. La tarta buenísima, como las de las pelis. Un trozo grandote y barato. Pues eso, un trozo grandote. Yo la pedí de queso y oreo. Una delicia. Mis amigos de chocolate y un extraño de nuestro grupo de tiramisú. Como para matarle. Eso es como ir a un bar y pedir puchero. Pero bueno, preferencias gastronómicas aparte, lo pasamos bien cantándo cumpleaños feliz a una desconocida. Dos cucarachas más tarde, estábamos en la residencia de nuevo. Es hora de dormir. Good night.

Día 11: El día de hoy ha sido bastante bueno, bastante de provecho. Tras comer como cuando hacemos una barbacoa (porque sí, a todos nos parece que se nos vaya a acabar la carne, unas veces con más razón que otras), o lo que en romano paladín es conocido como el ansia viva volvimos a la residencia para ponernos de largo y acabar de ver el museo de Historia Natural. Ingénuos aquellos que como nosotros, pensaron que podrían acabarlo en dos horas. Ni de coña. Eso tiene más salas que la Karlovy Lazne. Eso sí, de nuevo, IMPRESIONANTE. Prometo fotos también.

 Fuera del museo, a las 5:45 (reitero: IMPORTEMOS EL HORARIO EUROPEO) nos vimos todos y tomamos el metro. ¿Destino? Harlem. Ya os he hablado de Harlem antes. Es el barrio de los negratas, en los que están como en el pueblo las viejas un lunes noche, solo que con pistolas. Sentados al fresco (y eso que no creo que les guste el arte). ¿Recordáis el Gospel? Sí, el concierto de negritas que se sienten cristianas, pues eso fuimos a ver. Esta vez, íbamos prevenidos y fuimos vestidos para la ocasión. Respeto y silencio fue lo único que se nos pidió. Faltaría más. Desde el punto de vista arquitectónico, la iglesia parecía por dentro un puñetero teatro. Dos filas de butacas diferentes, gomaespuma en los asientos y dorado por do quier. Una iglesia nada europea, una iglesia muy de los Simpsons. Empezó la ceremonia con la intervención de una señora del público que clamaba al cielo en busca de ayuda divina. A partir de ahí, libro de cantos en mano, aquello se nos fue del libro, que diga, de las manos. Era una jodida Verbena. Si la iglesia del pueblo fuese así, tened por seguro que estaría llena. Bajo, batería, piano y voces grandiosas. Una de las negras del coro era como la abuela de Steve Urkel. ¿Aquí no dan hostias? Pues sí amigo, sí que las dan, pero en la puerta se quedan todas. Sea como fuere, no quisiera yo probar el tipo de hostias que se cuecen por Harlem. El concierto La ceremonia continuó. Entre oración y oración a toda voz y la gente dando palmas, por un momento pensamos que en una de esas nos ponían Paquito el Chocolatero y acabábamos haciendo una macro-orgía.  Menudo sueño teníamos algunos. ¿Sabéis lo mejor de tener sueño en una iglesia? Es bien sencillo, puedes demostrar tu devoción rezando (véase: dando cabezadas) eso sí, con una nariz despejada y una boca cerrada. No fueron uno ni dos los que pusieron en práctica las viejas oraciones aprendidas. A la boca del metro y para la residencia. ¿De cenar? Fruta, pero no vamos a ser muy planos. Hoy variedad. Moras, plátanos y melocotones. No recomiendo la mezcla. Al menos no moras y plátanos.  Quizá en un zumo o batido, pero por separado OLVIDAOS. Va, me pongo a escribir la entrada, me ducho y a dormir. Cual es mi sorpresa cuando me dicen que nos vamos al 4 Seasons a ver a los jugadores del Madrid. Claro está, tuve que dejar a medias el post. Sé que me perdonaréis, entre otras, porque muchos dormíais a esas horas. Pues ale, se pone nuestro amigo la camiseta del Alcorcón, solo para joder, claro está y para allí. No estaba solo, habían dos muchachos con camisetas diferentes. Una del Milan y otra del Barça. Lo que es el fenómeno fan. El del Barça no soltaba la cámara de video ni para atrás. En fin, que me desvío del tema. El tito Floren estaba en la puerta, y aprovechamos para hacernos unas fotos.
-Cecilio y el tito Floren en NYC-
Esperamos y esperamos. Miramos twitter y nos dice nuestro amigo Sergio Ramos que van camino para Philadelphia. Decidimos darle un cuarto de hora para retractarse (no olvidemos que twitteo que estaba en Nueva York y subió una foto de las Vegas). Visto lo visto, y aún dudando de la inteligencia de Ramos, nos fuimos. Al menos hemos sacado una foto con el tito Floren en New York City. Un tipo muy educado, muy polite que dirían aquí. De éste sí que os dejo las fotos.
-J.E. y el tito Floren en NYC-
 Y nada, de vuelta a la residencia, ni tristes ni felices. Parada obligatoria en la tienda de Apple para interesarnos por unos productos (sí, son las doce y está abierta) y poco más. Fiel a mi estilo he querido acabar lo que dejé a medias y aquí me tenéis, con mi amigo Juan Enrique, los dos muertos del sueño y a punto de deciros adiós. So Goodbye friends, don't be so shy and comment.

 PD: Hoy hemos encontrado a un niño perdido. Doce años y solo por New York. ¿Dónde están esos padres? A mi amigo se le ha empalmado el alma (al más puro estilo Stinson) al llevarle a la policía.
 PD2: Por lo visto debe de ser la eurocopa en EE.UU. Todo está plagado de banderas de USA. Todo está lleno de barras y estrellas. Y tan normal. Es una asignatura que en España tenemos pendiente.

domingo, 5 de agosto de 2012

Anexo I.

-Central Park-

-Spartan de Mega Blocks-


 Iré añadiendo más fotos conforme la conexión me lo vaya permitiendo. Por cierto, no practiquéis artes marciales en el hall de ningún hotel o residencia aquí. Ya os contaré.

Día 8: New arrivals.

 Hoy no ha habido Gospel. ¿Por qué? Porque nos acostamos tarde, pero tiene una explicación. Por fin, por fin conocimos ayer nativas. Sí, NATIVAS. Una semana esperando para conocerlas. Por si fuera poco, por si no hubiese sido poca bendición conocer a nativas, son modelos. Payton, Taylor (que no Taylor Swift) y Sarah. Unos ángeles caídos del cielo, superagradables, y además, no nos podemos llevar mal con ellas porque somos el estereotipo de chico que gusta a toda nativa: extranjero y mayor de edad. 
 Ya explicada la razón, el quid de la cuestión, puedo pasar a explicar lo que hemos hecho hoy. Esta mañana, nos dimos algo de tregua y nos levantamos a las once, para ir a Central Park (es inmenso, solo conocíamos como un cuarto). Toda la mañana del domingo paseando por el parque, siendo partícipes de shows en directo y inmortalizando momentos con nuestras amigas extranjeras (¿o los extranjeros somos nosotros?). Después, fuimos a almorzar. Un bocata bastante apañado, también en relación calidad precio. Inmenso, delicioso. Pero, no nos desviemos del tema. El planing.
-M&M's-
 Tras almorzar, fuimos al hall. Han llegado nuevas chicas españolas (a las americanas ya les dimos suficiente tostón con nuestro inglés chapurreado esta mañana, así). Como ciudadanos ejemplares, haciendo gala de nuestra integridad, hemos hecho de guías por Time's Square, la cual viene siendo como nuestra segunda casa. Muy simpáticas las dos, andaluzas, como la mayoría de los que estamos aquí. Izquierda, derecha, y así hasta llegar a la tienda de M&M's. Tres pisos repletos chocolate, ciudadanos ejemplares y una máquina que decide por ti cual es tu tipo de M&M. 
-Disney-
 Siguiente parada, la tienda de Disney. La mayoría de las cosas eran de chica. Vestidos de princesa, barbies, peluches y bolsos. Sea como fuere, no me hubiese importado trasvestirme. Aquello era de cuento. Por poner una pega: no tener diez años menos.
-Toys'R'us-
 Para finalizar, Toys'R'us. Una noria dentro. Capitán américa, chucherías de Willy Wonka, muñecos de Lego, Tiranosaurio Rex gigante y animado, figuras de Spiderman y Superman, sables de luz y guerreros imperiales. Por un momento he pensado en traerme el guerrero imperial de asalto para ponerlo en mi cuarto. Lástima que no quepa en mi maleta. Vuelta para la residencia. Parada en la pizzería y lluvia a tutiplen. Por lo visto, aquí todos los domingos vienen a ser idénticos. Ahora voy a ver si voy to have a shower y bajo con esta gente a pasar un rato de charla en el hall. 

PD: Como curiosidad diaria, os diré que por las calles hay una especie de grandes bombonas como las de butano ligeras que están llenas de nitrógeno líquido. ¿Para qué? Para enfriar el metro. ¿Me entendéis ahora cuando os digo que aquello es el infierno?